




"Algunas convenciones del erotismo están tan arraigadas que una apenas se toma la molestia de pensar en ellas: una de ellas es la forma de entender el término arte erótico como si significase específicamente "arte-erótico-para-hombres". El título de este ensayo -"Erotismo e imaginería femenina en el arte decimonónico"- constituye en realidad, una redundancia: lo cierto es que en el siglo XIX no hay arte erótico que no implique imágenes de mujeres, y antes o después hay muy poco. La idea de que el arte erótico se crea a partir de necesidades y deseos masculinos abarca incluso la categoría relativamente menor de arte creado por o para homosexuales; siempre han sido los homosexuales masculinos los que se toman en consideración, desde la Antigüedad hasta Andy Warhol. Incluso en el caso del arte con temas lésbicos, se consideraba que su público sería masculino: Courbet no pintó su escandaloso "El sueño" (il. 1) para una femme damnée [mujer maldita] de su época, sino para el que había sido embajador de Turquía, Khalil Bey, que sin duda se sintió tan estimulado por el espectáculo de dos voluptuosos desnudos femeninos unidos en un abrazo como por el "bas ventre" [bajo vientre] deliciosamente realista que Courbet había realizado con anterioridad siguiendo sus indicaciones. Por lo que sabemos, en realidad, en el siglo XIX no se creó ninguna obra de arte -y mucho menos de arte culto- en función de las necesidades, deseos o fantasías eróticas de las mujeres".
- Linda Nochlin "Erotismo e imaginería femenina en el arte decimonónico"
Fotografías de la serie serie "Historia del Arte I"
Por más arte erótico creado por y para las necesidades, deseos y fantasías de las mujeres.